Leandro Erlich – Julio 2019
Leandro Erlich es un artista conceptual argentino que ha expuesto por todo el mundo y ahora vuelve a Buenos Aires con su primera exposición antológica: Liminal. En ella, el curador Dan Cameron ha reunido una selección de diferentes obras producidas a lo largo de los años (desde 1996 hasta la fecha).
Erlich es reconocido por cuestionar lo que existe para reinterpretar la realidad. “La percepción está ligada a la forma en la que adquirimos el conocimiento”. Ejemplo de ello, son algunas de sus obras más conocidas: Swimming Pool (1999), Batiment (2004), La democracia del símbolo (2015) o Maison Fond (2015). En Swimming Pool el espectador se convierte en actor e interprete de la obra porque mientras algunas personas observan la pileta desde arriba, otras pueden caminar desde el fondo, sin mojarse pero viendo a los de arriba a través del agua, como cuando buceamos. Con ello, Erlich inserta la duda y rompe con el paradigma que teníamos hasta ahora. Ese es su objetivo, ayudarnos a desaprender para aprender de nuevo, desde otro ángulo. Nos obliga a hacer un ejercicio de extrañamiento de los hábitos a los que quizás estamos demasiado acostumbrados. Busca crear sorpresas en espacios cotidianos que han sido alterados y así tener que volver a pensar las cosas desde un sentido crítico y así, entender el poder de transformación. La realidad no es un elemento inmutable sino algo plástico y flexible. Sin embargo, andamos por el mundo buscando certezas, tenemos la necesidad de establecer las cosas de forma precisa para pisar en terreno firme. Porque para avanzar queremos saber qué ocurrirá cuando pisemos.
En 2015, Leandro quiso jugar con la unicidad y el simbolismo para quebrarla y crear un segundo obelisco en Buenos Aires, sin embargo, lo que ocurrió finalmente fue que el obelisco apareció sin su punta para luego reaparecer en las inmediaciones del museo MALBA, desmitificando así un icono de la ciudad de Buenos Aires.
La arquitectura es el espacio donde nos desarrollamos nosotros y donde ocurren todas nuestras experiencias. Son el escenario de nuestras vidas, no obstante, la relación con el espacio urbano a veces queda en un segundo plano. Olvidamos que nos pertenece y que es una realidad creada por el hombre y para el hombre.
Liminal requiere la intervención o interacción del público con esos objetos cotidianos que olvidamos y al darles su función aflora la soledad, la vanidad, la memoria, lo surrealista o quizás borgiano, tanto como lo lúdico. “Nacemos y miramos el mundo con nuestros sentidos y hay algo en relación a la sorpresa que revive el juego y el descubrimiento que se articula en el primer contacto con la obra y la capacidad de poder descubrir, entender por uno mismo. Porque las obras no esconden el truco del mago, están a la vista. Eso genera una alegría, unas endorfinas”
Iskin Sisters también sorprende y cuestiona en cuanto a que sus joyas dirigen la atención al diseño y funcionalidad de las mismas, relegando el lujo de sus materiales a un plano inexistente. El cuerpo se convierte en el espacio y el lugar donde expresarse, donde jugar. Y como en arquitectura o arte, también en joyería todo es cuestión de perspectiva.