“La situación de la mujer y su voz son cosas que me mueven porque como madre y mujer me ha costado hacerme lugar”
Julia Godoy Steindl
¿Qué te gustaba hacer de niña?
Dibujar siempre ha sido un disfrute. Mi mamá es arquitecta entonces estuve muy ligada al dibujo y al arte. Para mí poder expandir la imaginación de esa forma y luego trasladarlo al papel era lo máximo.
¿De niña qué pensabas que serías de grande?
Siempre quise dibujar. Pero el mandato de “ser artista no es rentable” también estuvo presente. Creo que mi carrera viene por ahí. El diseño gráfico tiene algo artístico y mucho de creatividad que disfruto un montón. Luego cuando pinto me permito mi espacio de crear en un lienzo y por ahí me olvido de todo lo demás.
¿A qué mujeres admiras, cuáles te inspiran?
Este proyecto, por ejemplo, fue un orgullo. Pensar que las personas detrás son mujeres que llevan una empresa exitosa internacional, y además apalancan a otras mujeres para difundirlas…Las mujeres en el arte siempre han estado bastardeadas así que esto me interesa. Luego de chica leía mucho. En casa la televisión estaba reservada para los adultos así que me refugiaba en la lectura. Una de las mujeres que más me impactó fue Marie Curie. Su historia de cómo dedicó su vida a la ciencia fue un referente de infancia.
¿Qué libros, películas, música te convocan?
Todo lo que tiene que ver con la imaginación y creatividad me atrapa mucho. Vengo postergando viajar a Colombia porque sé que cuando vaya no va a ser la Colombia de los libros de García Márquez y, una parte de mí no quiere desilusionarse. También me gusta Isabel Allende con su libro Paula donde cuenta cómo fue despedir a su hija.
A Harry Potter lo leí cincuenta veces. La autora tiene una imaginación espectacular y más sabiendo su historia, que escribía en un cafecito mientras hamacaba a su bebé. Refleja a las mujeres, alienta a seguir nuestros sueños y realizarnos a pesar de los condicionantes o que estemos en desventaja con respecto a los hombres.
¿Qué rasgos te caracterizan más?
Me considero trabajadora. Amo lo que hago. Soy estructurada sobre todo viniendo del palo del diseño. Sigo las leyes y reglas que hay que acatar, pero luego en la pintura me libero, puedo crear por el mero hecho de crear, no hay que satisfacer a un cliente o cumplir un objetivo. Lo hago por mí. Apelo mucho a lo intuitivo. Lo que plasmo en el lienzo es lo que queda. Así salgo de mi zona de confort que, es algo que me cuesta mucho.
¿Por qué pintas?
En un principio lo hice como una actividad secundaria que podía potenciar mi profesión, que me daba herramientas gráficas para resolver ciertos trabajos que de otra manera tenía que externalizar. Fue un proceso, una herramienta más. Pero poco a poco, me di cuenta de que es una terapia, que puedo estar horas y salir de mi estructura. Acá no hay control + z para volver atrás si algo no me gustó. Lo que está es lo que queda y tengo que lidiar con eso.
¿Si tu vida fuera una película qué te gustaría ver?
Uno siempre quiere dejar huella, aportar algo. Pero creo que lo que me gustaría ver es que fui feliz, que disfruté. A veces me cuesta porque dedico muchas horas al trabajo. Creo que estoy muy lejos de ver mis obras en un museo. Hay muchas artistas talentosas, pero si alguien tiene una pintura mía en su casa y al verla se siente a gusto en su hogar, para mí es más que suficiente.
Dices que trabajas muchas horas ¿Cómo concilias vida personal y profesional?
Cuando eres mujer, madre y trabajas, te entregan a tu bebé y la culpa, viene todo en el combo. Pero la verdad es que tengo un gran compañero. Mientras estoy charlando con vos lo veo jugando con los niños en el jardín.
Las mujeres siempre hemos tenido que lidiar con la carga de los hijos, pero el paradigma está cambiando porque también es responsabilidad de ellos. Hay muchos hombres que acompañan y colaboran para que una pueda desarrollarse. Hay que construir diariamente. Tengo una hija de cinco y para ella es muy importante ver que tiene una mamá que fue atrás de sus sueños, que se dedicó a hacer lo que le gusta. Es lo mejor que les puedo dejar.
¿En qué lugares te gustaría vivir?
Nueva York o Madrid son algunas de mis ciudades favoritas.
¿Qué temas sociales te importan?
El lugar de la mujer es algo que me interesa sin ser militante. Acá en Argentina hay una corriente feminista bastante agresiva con la que no me identifico, aunque sí con la lucha que tienen: la situación de la mujer y su voz. Esas cosas me mueven porque como madre y mujer me ha costado hacerme lugar.
¿Qué rasgos en los otros te gustan y detestas?
Valoro a la gente alegre, liviana, que va de frente. No soporto la hipocresía.
¿Pequeños placeres?
Viajar por acá, ya sea Dique Potrerillos, San Juan, San Rafael. O Brasil, Nueva York, Madrid. Descubrir algo nuevo, comer algo rico es lo que más disfruto. Una cervecita fría. Buen café. Unos rayos de sol calentitos en invierno…
¿Qué cosas te dan miedo?
Me asusta perder la creatividad, el disfrute. No me gustaría que el día a día me absorba tanto que no pueda seguir creando como lo hago. Hoy tengo la posibilidad de crear todos los días y es algo que no quiero perder.
Si no te hubieras dedicado al arte ¿qué habrías hecho?
Habría considerado ser arquitecta. Algo que también me atrae es la medicina, aunque si veo una gota de sangre caigo dura así que no sé si es muy compatible.
¿Háblame de tu trabajo?
Pinto abstracto con acrílico. Para generar la mancha juego con las consistencias, agrego más o menos agua para que resulte diluida o plena. Para trabajar por capas necesito que se seque relativamente rápido. Mi atelier está al fondo de esta casa. En la parte de arriba tengo mi atelier, ahí pinto, mezclo los colores y uso distintas técnicas.
¿Cómo es el proceso creativo?
Dejo fluir. Armo una paleta de colores o si es un encargo los busco, pero por lo general esa paleta que pensé al principio me va llevando a otra cosa. No es lineal, voy hacia delante y hacia atrás permanentemente: me paro, miro si la composición me gusta, si le falta algo o le quito. Si está fresco, le doy con la manguera para borrarlo y eso genera otra mancha no planeada.
Hago varias pinturas a la vez, de distintos tamaños. Alguna la pauso, la dejo y retomo otra cosa. Tengo tiempos de espera que me ayudan con la ansiedad de que todo sea inmediato. Es importante respetar los procesos, que se vaya decantando.
Trabajo mucho con La tiendita de Arte que ofrece arte mendocino y me tengo que acordar de que si ya le pasé una obra y ella lo enseñó ya no la puedo retocar más. Aunque me ha ocurrido que me publican cuadros que luego reformulé, agregué y ya no son más como ella los mostró.
¿Qué pintores te convocan?
Hay una artista canadiense que me gusta mucho: Andrea Soos. Tiene una paleta de colores impresionante. De acá de Mendoza, Martín Villalonga fue maestro mío un tiempo y lo admiro mucho. Su manejo de color, de la mancha…
¿Tu obra se piensa o se siente?
En mi trabajo hago etiquetas de vino y eso incluye conceptos, ideas. Todo eso lo trasladé a mis pinturas, pero terminaba encasillando al observador. En un momento dado consideré dejar de poner nombre para no condicionarlo. Me gusta más cuando lo descubren por sus propios medios. Así que prefiero pensar que mis cuadros transmiten una emoción.