“Hay que entender que la obra es un segundo en la narrativa del artista”
Ana Chaveros
¿Qué te gustaba hacer de niña?
Siempre tuve mucha vida interior. Tengo una anécdota familiar: cuando todavía no había salido la saga de Harry Potter en Argentina, mi abuela me lo trajo de Estados Unidos. Los comía, no podía salir de ese mundo. Disfrutaba más imaginando en esos espacios. Luego de adulto uno va forjando su carácter, y también hay que sociabilizar.
¿Qué imaginabas que serías de grande?
Nunca me vi como artista visual, no lo veía como una profesión. Cuando tuve que elegir hice arquitectura que me permitía desarrollarme con el manejo de los espacios.
¿Por qué pintas?
Tuve una crisis personal grande. Se me borró la identidad por completo, nada de lo que me rodeaba tenía que ver con lo que realmente me gustaba. Empecé a probar varias cosas: baile, cerámica, pintura. Se fue dando…Yo no lo vi como proyecto profesional, pero tuve siempre el apoyo de mi familia, aunque en el arte, no hay alguien que te diga que lo estás haciendo bien. Nunca sabés cuando es el momento. La carrera fue llegando y la producción es algo muy íntimo. Siento que la obra tiene conexión conmigo.
¿Qué artistas plásticos te inspiran?
Soy bastante ecléctica con los artistas que me gustan. En Nueva York hay muchos expresionistas que admiro. El proceso de Pollock y el manejo del dripping me interesa mucho porque hay que aguantar para hacerlo. También valoro la obra de Rothko, pienso cuánto puede llegar a emocionar un lienzo de color. Matisse es un gran colorista. La obra de Francis Bacon tiene mucha fuerza y es descarnada. La imagen es muy sutil, pero pinta el dolor, los músculos contraídos…Me parece sublime que pueda crear una obra linda que roza lo macabro.
¿Qué rasgos te caracterizan?
Para funcionar, necesito espacio. Prefiero eso a que trates de ayudarme porque me siento muy invadida. Todas mis relaciones están basadas en eso. Sin embargo, la maternidad me ha puesto a prueba. Estoy cediendo espacio todo el tiempo. Pero ahora mi rendimiento es mejor que el de antes. Si tengo cinco minutos, los uso. La energía se gestiona de otra manera.
Y en los demás ¿Qué rasgos te gustan y disgustan?
Valoro a las personas que respetan el espacio del otro. No me gustan las entrometidas o las que tienen una verdad absoluta.
Háblame de tu obra
Es una invitación a un micro mundo donde la primera imagen puede sugerir una expresión gestual, pintura de acción, pero cada movimiento y vacío están pensados. Lo que hace mi obra es invitar a ver un poco más allá de esa imagen y si hace ruido seguramente está haciendo un llamado a escuchar.
Hay que entender que la obra es un segundo en la narrativa del artista. El arte tiene eso de que uno no termina de descubrir, de que no dice nada. El artista lo está haciendo para sí mismo y no para el que va a verla. Entonces es pararte enfrente y dejarte sentir. Darle una oportunidad a lo que te hace ruido. En este momento de la historia estamos en la abstracción y la simpleza. Lo que se valora y enriquece al artista es el proceso que hay detrás para llegar a un grado de abstracción determinado.
¿Pequeños placeres?
Le hago tanto culto al espacio personal que armar una mesa linda, una vela prendida o que todo esté ordenado al llegar a casa, para mí ya es un placer que me hace bien.
¿Qué imaginas que quedará de ti?
Cuando tuve a mi hija pensé si debía interrumpir por un tiempo la pintura, pero lo que me motivó a no hacerlo fue que la imagen que quiero que ella tenga de mí es la de alguien que hizo lo que le gustaba. Hay que animarse. A veces nos ponemos muros y, eso que en mi casa nunca me dijeron que no, pero sin querer nos censuramos los sueños. Entonces, más que dejar algo o que la obra trascienda es que mi hija sepa que tiene la posibilidad de hacer lo que quiera, que le ponga todas sus ganas.
¿Cómo es el proceso creativo?
Empiezo desde la mancha, el caos y desde ahí veo cómo ordenarlo. Es bastante lento porque mis lienzos tienen más vacíos que pintura. Voy trabajando varias obras en simultáneo. Creo que ponerle todas las fichas a algo es mucha presión y hace que se pierda frescura. Antes mi obra era más sutil, pero a medida que me permito generar ruido –obviamente cuidando la composición– necesito formas más fuertes, más peso. Aunque no sé qué necesitaré en otros cinco años. Voy cambiando los materiales, pruebo cosas nuevas…
¿Dónde te gustaría vivir?
Toda la vida fui bastante nómada pero aquí me siento segura. Es la primera vez que no fantaseo con irme a algún lugar. Quizás lo haría con la idea de preparar una exposición, pero unos meses nada más.
¿Qué temas sociales te preocupan?
Si tengo que nombrar algo puntual, por ejemplo, cuando me diagnosticaron trombofilia las obras sociales y prepagas no cubrían los tratamientos. Yo podía pagarlo, pero ¿cuántas mujeres no? La maternidad está en juego y son temas que hay que poner sobre la mesa y debatirlos. Sin embargo, como son chicos o afectan a menos personas, a veces no se habla de ellos.
¿Cuándo sabes que la obra está terminada?
Para mí siempre está inacabada. Pero me ayuda saber que esa idea extra que tuve la puedo usar después para otro lienzo. Estamos todo el tiempo en la inercia de ver una posibilidad más. Entonces me pongo a prueba y la corto.
¿Qué mujeres te inspiran?
Vengo de una familia de mujeres fuertes. Creo que ellas siempre han sido una inspiración y guía. También, mi hermana. De niña era muy miedosa y si había un charquito yo hacía el camino por el costado para no pasarlo. Ella que es cinco años menos, lo pasaba y me mostraba que no pasaba nada. Ha terminado siendo mi referente.
Si no te hubieras dedicado a esto ¿qué habrías hecho?
Estudié arquitectura. Sigo teniendo debilidad por los espacios, lo trabajo y aplico a todo. Sin embargo, la pintura me ha permitido ese momento íntimo de hacer lo que quiero. Luego se puede ir a ver o comprar la obra. Pero el proceso de desarrollo ha sido totalmente libre. Supongo que, si no me hubiera dedicado a esto, habría hecho las paces con la arquitectura.
Si pudieras ver la película de tu vida ¿qué te gustaría encontrar?
Hoy no me imagino mi vida sin un pincel. Me da un poco de vértigo pensar que si no hubiera atravesado momentos difíciles en el pasado quizás no lo habría descubierto. De hecho, cuando alguien me encarga una obra pienso qué habría puesto esa persona en su casa si yo no hubiera vivido todo lo que me ha pasado.
¿En qué estás trabajando ahora?
En pintura, pero he agregado el dibujo. Sigo mi proceso de abstracto en formato grande. Sin embargo, el papel pequeño me lleva a resolver otras cosas. Estoy viendo qué surge de eso, del cambio entre la mancha expresiva y lo minucioso del plumín. Nunca tengo idea exacta de lo que voy a hacer. Siento que las manos tienen memoria y lo que voy haciendo la mano lo repite a otra escala.